Gideon
Presente
“Maneja con cuidado.” Le doy un
beso a Savannah en su frente y llevo un mechón de pelo detrás de su oreja. Hoy,
está completamente liso. Aún no he decidido si prefiero los hilos sedosos o los
rizos salvajes. Me encantan ambos.
Ella me da una tensa y nerviosa
sonrisa. “¿Vas a venir a casa el próximo fin de semana?”
Puedo oler la ansiedad aunque
esté haciendo todo lo posible por ocultarla. Me inclino más cerca, esperando
que pueda leer la sinceridad en mis ojos. “Sip. Terminaré el viernes alrededor
del mediodía, así que estaré de regreso antes de que tus clases hayan
terminado. Y luego son tres semanas más hasta que esté en casa durante todo el
verano.” Le doy otro apretón y luego recojo su pequeña maleta.
“¿Cuánto tiempo vas a estar en
Bayview durante las vacaciones de verano?” Ella abre la puerta trasera del
mercedes y espera a que guarde su bolso.
“No estoy seguro. ¿Hiciste lo que
necesitabas hacer?” Intento ganar un poco de tiempo, preguntándome dónde está
Julia.
“Sip. Visité el departamento de
cine, vi dónde serán la mayoría de mis clases, conocí a mi futuro tutor.” Ella
da una palmada a la puerta. “Llamé a Shea esta mañana, así que esperan que
llegue a casa en un par de horas.”
De mala gana, coloco su bolso en
el asiento trasero. Sav cierra la puerta e inmediatamente me rodea con sus
brazos.
Sorprendido, casi olvido
regresarle el abrazo. Ha pasado mucho tiempo desde que ella iniciara cualquier
contacto físico conmigo. Olvidé cómo se sentía. En cualquier otro tiempo, la
hubiera recogido y cargado hasta la superficie horizontal más cercana. Anoche,
no podía ejercer el control suficiente para esperar hasta que regresemos a mi
departamento. Aun así, no puedo arrepentirme ni un segundo de lo que pasó
anoche.
Presiono su cabeza sobre mi pecho
y escaneo el horizonte en busca de mi condenada amiga.
“Um, me estás sosteniendo un poco
fuerte.” Sav se menea entre mis brazos.
Lentamente la suelto. “Lo siento.
No acostumbro a abrazar a alguien.”
“Pensé que Cal y tú se
acurrucaban todas las noches. Tu serías la cuchara pequeña, por supuesto,” ella
bromea.
“De ninguna manera. Cal es la
cuchara pequeña, siempre. Hablando del diablo.” El alivio me invade ante la
aparición de mis dos amigos corriendo hacia nosotros. Si ellos no se hubieran
aparecido, la mitad de mis planes de anoche se hubieran estropeado.
“¡Lo siento! ¡Lo siento!” Grita
Julie mientras se aproxima. “Mi mamá llamó y me tomo una vida hacer que deje el
teléfono.” Ella agarra el brazo de Sav. “Vas a tener que venir un minuto.
Tenemos que hacer unas cosas de la fraternidad antes de que te vayas.”
“Oh, pero, le dije a mi hermana
que estaré en casa—“
“Puedes llamarla adentro,”
interrumpe Julie, luego prácticamente arrastra a Sav lejos.
Sonrío y espero hasta que Sav se
encuentre a salvo dentro de la fraternidad. Luego giro hacia Cal con el ceño
fruncido. “Lo cortaste un poco cerca ¿verdad? Como sea, ¿Qué estaban haciendo tú
y Julie?”
Un rubor se extiende como un
flash por el rostro de Cal.
“Mierda,” exclamo, desviándome
momentáneamente de mi plan. “¿Cómo paso?”
El encoje los hombros, mirando
avergonzado y complacido. “No sé. Estábamos esperando escuchar noticias sobre
ti y empezamos a hablar sobre el amor y esa mierda. Una cosa llevó a la otra.
Es probable que haya dicho que tenía sentimientos por ella.” Aleja la mirada
por un momento, abrumado por la emoción. Talvez vergüenza, talvez felicidad.
Espero a que recupere la compostura. Solo toma un momento antes de que enderece
sus hombros y me vea directamente a los ojos. “Como sea, ella dijo que sentía
cosas por mí también, y no creo que deba repetir la historia de los pajaritos y
las florecitas, ¿cierto?”
No, aunque parte de mí se
pregunta qué fue lo que le enseñaron a Cal. “Eso es genial, hombre. Estoy feliz
por ti.” Sonrío y le doy una palmada en el hombro.
Él me sonríe de vuelta. “Gracias.
Sin embargo, quién no se sentiría atraído por mí, ¿verdad? Soy mejor que toda la carne que puedas comer.
“Claro que lo eres. Por cierto,
es pájaros y abejas.”
Cal se rasca la cabeza. “¿Estás
seguro?”
“Sip, muy seguro.”
“Creo que estás equivocado,
chico.” Mi amigo sacude su cabeza tristemente. “Mi papá y mi tío me contaron la
historia e involucraba pájaros y flores.”
Agarro las llaves de mi bolsillo.
“Me encantaría discutir todo el día sobre esto, pero necesito llegar a Bayview.
Asegúrense de que Sav no entré a la carretera por una hora.”
“¿Una hora?” él chilla. “¿Cómo se
supone que haga eso?”
“Explícale la historia de los pájaros
y las flores. Eso tomará al menos sesenta minutos.” Salto dentro del Rover. A
través de mi espejo retrovisor, veo a Cal llamando mi atención, pero solo le
saludo alegremente y me voy camino a Bayview. Tengo muchas cosas que hacer
antes de que Sav llegue a casa.
*****
“No se preocupe Sr. Montgomery,
cuidaré bien de Savannah.” Sonriendo hacia el padre de Sav, guardo la carpeta
verde que él sacó de la caja fuerte de la familia.
Al otro lado de la mesa, Shea
gruñe. “¿Cómo lo hiciste en el pasado?” dice sarcásticamente.
“No, mucho mejor,” le aseguro.
Shea tiene todo el derecho de estar molesta. De hecho, si estuviera en sus
zapatos, no me dejaría entrar a la casa. Afortunadamente, su padre tiene una
debilidad por mí—o mejor dicho, por mi apellido.
“Ahora, Shea, que este chico se
disculpó. Necesitamos hacer lo mismo con Christian y perdonarlo.”
La hermana de Sav murmura algo en
voz baja que suena sospechosamente como ‘perdonarlo
mi trasero.’ Sin embargo, sigo sonriendo. Shea y yo vamos a estar en contacto
por el resto de nuestras vidas. No tiene sentido antagonizarla más.
“Gracias señor,” le digo al señor
Montgomery. “Aprecio su gentileza.”
“No. No. Haz hecho bien en venir
y disculparte.” El me alcanza y me da una palmada en la espalda. “Pero qué más
podríamos esperar del hijo de Callum Royal.”
“Sé que él estaría complacido de
escuchar la alta consideración que le tiene, señor.” Exagero, pero, al igual
que Shea, el señor Montgomery y yo nos estaremos codeando por un largo tiempo.
Necesito gustarle.
“Bien. Bueno, los dejaré solos.
Estaré en mi estudio si me necesitan.” El me da otra palmada y sale de la
habitación.
Apenas fuera de nuestro alcance,
Shea viene hacia mí. “No puedo creer que tengas el valor de venir aquí,” sisea.
“Si la vida fuera justa, hubieras sido golpeado por un rayo apenas hubieras
tocado nuestra entrada.”
“Tienes razón.”
“Tu—¿qué?” se corta.
“Tienes razón. No merezco nada de
Sav, de ti, o de tu familia. Tienes todo el derecho de odiarme de aquí a la
eternidad.”
“¿Cuál es el truco? ¿Dónde está
el pero?”
“No hay ninguno.” Extiendo mis
manos. “Tu dijiste la verdad.”
Pasmada, Shea no tiene respuesta,
o al menos ninguna que pueda articular. Y antes de que pueda lanzar otro
ataque, Savannah entra a la cocina de los Montgomery.
“Oye Shea, papá dice que
estabas…” Ella se descarrila cuando posa su vista sobre mí. “¡Gid” ¿Qué estás
haciendo aquí?”
“¡Digo lo mismo!” Shea se para
con un bufido y rodea la mesa para pararse protectoramente al lado de su
hermana menor.
“Le pedí a Julie que te distrajera
así yo podía llegar aquí primero.” Luego, para cerrar con broche de oro, saco
un sobre y se lo entrego.
Ella mira sospechosamente. “¿Qué
es esto?”
Shea lo agarra de mis manos. “Él
quiere llevarte a Suiza por todo el mes de Junio.” Shea saca el pasaporte y lo
mueve en el rostro de Sav.
La expresión de Sav cambia de
cautelosa a sorprendida. “¿Vas a llevarme fuera del país?”
“Solo si quieres ir,” digo
rápidamente. “Pensé que el verano antes de que empieces la universidad debería
ser memorable. Tomaremos el avión Royal para ir, pasaremos un par de semanas en
los Alpes y luego conduciremos hasta Venecia. Me presté un bote de un amigo y
pasaremos el resto del mes paseando por el Mediterráneo.
Su mandíbula casi golpea el
suelo. “¿Es en serio?”
“Sí.”
“¿Por qué?”
“Una vez hablamos sobre irnos
lejos y quiero darte todas esas cosas que te prometí pero que nunca te di.”
“Como fidelidad,” dispara Shea.
Sav le lanza a su hermana una
mirada, pero yo asiento. “Sí, como fidelidad. Honestidad. Amor.” Doy un paso
hacia Savannah. Una cosa es hacer promesas en el periódico de Bayview y lo dejo
caer frente a ella. “Frente a Dios y todo el mundo.”
El periódico cae abierto y todo
el aviso que rogué, supliqué y por el cual pagué una fortuna—lo suficiente que
pensé que podría comprar todo el estúpido diario en lugar de solo un aviso—está
expuesto a todo color.
“Para la chica más inteligente,
valiente y hermosa—“Shea empieza a leer. Sav lleva una mano sobre su boca y
juntas leen el resto en silencio.
Yo recito la carta en mi mente.
—y la persona más generosa que
existe. Felicitaciones por tu temprana graduación e ingreso a State. Tienen
suerte de tenerte, pero no tanta como yo.
La primera vez que te vi hace tres años, no tenía ninguna pista de lo
duro que caería. Me noqueaste y he sido tuyo desde ese momento.
Nuestro romance no siempre fue fácil. Soy un idiota la mayor parte del
tiempo. Soy temperamental e impaciente y desconsiderado. Tú me aceptaste y me
perdonaste cuando no lo merecía. Me iba a dormir todas las noches preguntándome
qué de bueno debí haber hecho en mi vida pasado para merecerte en esta.
Te amo en cada forma, así tu cabello esté rizado, lacio, sin
maquillaje, labios de color frambuesa, vestidos de seda o pantalones deportivos
de algodón.
Serás un éxito en State este otoño, así como lo fuiste para mí estos
últimos tres años. Felicitaciones nuevamente. No puedo esperar por pasar el
siguiente año, el primero del resto de nuestras vidas, juntos.
Con amor, tu novio,
Gideon Royal.
“¿Cuándo hiciste esto?” Susurra
Sav, levantando sus ojos sorprendidos para encontrarse con los míos.
“A mitad de la noche. Llamé a mi
papá quien llamó al dueño y aceptó publicar esto por mi” No le menciono el
costo o el hecho de que tuve que estar media hora escuchado al viejo gritándome
por levantarlo de la cama para lo que llamó una ‘estúpida declaración para una
relación que no durará tanto como su diarrea.’
Shea aclara su garganta. “Voy
arriba. Pero no piensen por un minuto que no estaré observándolos.”
Muestro una sonrisa. “Lo tendré
en cuenta, hermana,”
“¿Hermana?” escupe.
“Ve. Ve.” Sav empuja a su hermana
hacia la puerta, y luego finalmente estoy a solas con Sav. “Oh, Gideon de los
grandes gestos,” dice con un suspiro, deslizándose sobre una silla.
“Grandes metidas de pata requieren
grandes disculpas.” Arrastro una silla cerca a ella y pongo mis piernas a cada
lado de sus rodillas. “¿Entonces te animas por el viajes post-graduación?”
“Sí.” Ella ríe un poco. “¿Qué le
tuviste que dar mi papá para que estuviera de acuerdo?”
“Mi papá lo llamó,” admito.
“¿Sólo seremos nosotros dos?”
Encojo los hombros. “A menos que
quieras traer a alguien más.”
“¿En serio?” Me da una mirada de
sorpresa. “¿Me dejarás llevar a alguien?”
“No estaría emocionado,” le dijo
honestamente, “pero quiero que estés feliz.”
“Así que si quiero llevar a otro
chico, ¿me dejarías?”
Mis manos se hacen puño
involuntariamente ante el pensamiento de alguien más tocando a Sav, pero me
forcé a responder. “Si eso es lo que quieres.”
Ella estalla a risas. “Te ves
como si acabaras de comer algo podrido. No te preocupes—no voy a invitar a
nadie más.”
Me relajo aliviado. “El
pensamiento no me llena de mucha alegría.” Relajo mis puños y cubro sus manos
con la mías. “Pero hacerte feliz es lo que me hace a mí feliz.”
Ella voltea su mano para
enroscarse con la mía. “No quiero a nadie más. Nunca lo hice. Ese fue el más
grande problema durante todo este tiempo.”
Tiro mi cabeza hacia ella hasta
que nuestras frentes se encuentran. “¿Y ahora?”
“Y ahora….ahora está bien. Hemos
pasado por muchas cosas pero de alguna manera nos volvemos a encontrar. Esa es
una especie de milagro, ¿no crees?”
Pequeños diamantes salpican sobre
sus pestañas mientras pequeñas lágrimas salen a flote. Me deslizo de un lado hacia el otro. “Tú eres
un milagro,” murmuro, y luego la beso.
En frente de Dios y de todo el
mundo.
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