Savannah
Presente
Miro incrédulamente mientras
Gideon empieza a caer. ¿Juego de la confianza? Ja. Esto es definitivamente un
juego, pero no de confianza. Giro sobre mis talones y me alejo. Detrás de mí,
hay mucha prisa por llegar hasta él.
“¡Oh por Dios!”
“¡Atrápalo!”
“¿A dónde vas?”
Supongo que la pregunta va
dirigida hacia mí. Yo sigo caminando.
“¿A dónde crees que vas?” La
alegre chica con la cola de caballo agarra mi brazo. “No puedes hacer eso.”
“¿Por qué no? Era un juego.”
Pongo mi nariz en alto al mejor estilo de Savannah Montgomery y veo a todos a
mí alrededor curvar sus labios en disgusto. Vaya
forma de hacerlo, Sav. Estoy alejando a las personas y ni siquiera voy a
esta universidad todavía.
Mis hombros se encogen. Así no es
cómo quería que fuera esta visita. Se supone que iba a ser un tiempo de
renovarme a mí misma. No tenía que ser la arrogante e insensible Savannah.
Podría ser…bueno, alguien que no hiciera a esta bonita estudiante de segundo
año mirarme con una mezcla de confusión y desaprobación.
Abro mi boca para disculparme—
Los ojos de Jaycee se abren. Los
otros siete estudiantes en mi grupo se acercan, percibiendo el drama, y esa es
una manera más emocionante de conocerse que un ejercicio de confianza o charada
o cualquier otro juego.
“¿Tú no eres Lucas?” reclama
Jaycee. Ella revisa su tablilla si hay alguna prueba que confirme las
declaraciones de Gideon.
Él sacude su cabeza. “No. Le
pregunté si podía ocupar su lugar porque quería ver a Savannah. Ella es mi
exnovia—”
Me tenso y espero la acusación de
que soy cruel porque no hablaré con él, y lo irracional que soy por no
perdonarlo.
“—y ella terminó conmigo porque
la engañé. Y estoy tratando de recuperarla.”
La expresión en los rostros de
todos me hace estallar en carcajadas. La cara de Jaycee se alterna entre
asombro y enojo.
Una de las chicas del grupo
frunce el ceño. “Una vez infiel, siempre será un infiel. Nunca regresaría con
él.”
“Él dijo que lo lamenta,” refuta
un chico que usa una camiseta vintage de Nirvana.
“Él nunca dijo eso,” alguien más
se suma. “Él dijo que la quiere recuperar.”
“Eso implica que lo siente,” responde
el chico de Nirvana.
“Cualquier infiel lamenta que lo
hayan descubierto. Pero eso no significa que se arrepienta de haberlo hecho.”
“¿Te arrepientes de haberlo
hecho?” pregunto a Gideon, algo divertido por estar siendo juzgado en el
tribunal de la opinión pública, incluso si se trata de siete estudiantes de
secundaria y una estudiante de segundo año, quienes lo están juzgando.
“La peor decisión de mi vida,”
dice inmediatamente. Su boca se inclina hacia arriba en una sonrisa media
triste. “Sé que supuestamente no deberíamos arrepentirnos de las cosas que
hacemos, pero definitivamente desearía retroceder el tiempo y tomar diferentes
decisiones.”
“¿Cómo cuáles?” pregunta la chica
que dijo que Gideon sería siempre un infiel.
“Sí, ¿Cómo cuáles?” Pongo mis
manos sobre mis caderas.
“Me gustaría haberte contado más
acerca de lo que estaba sucediendo con mi vida. Hubiera hecho más preguntas
sobre lo que estaba pasando en la tuya así no hubiera estado saltando a
conclusiones estúpidas. Te hubiera demostrado que te amaba en lugar de solo
decirlo.” La última parte lo dice suavemente.
Un bulto aparece en mi garganta.
Doy un trago amargo, pero este se pega, haciendo que respirar sea difícil,
haciendo que mis ojos se rompan.
Gideon levanta su mano,
extendiéndola a través del espacio que ha existido entre nosotros por tanto
tiempo. “Vamos a quedarnos y terminar esto,” dice mientras su palma flota cerca
de mi mejilla.
No hay contacto, pero aún puedo
sentir el calor de su mano. Me balanceo, tambaleante sobre mis pies, mientras
una cuerda invisible me acerca cada vez más y más y—
“¡Sí, quédense!” exclama el chico
de Nirvana.
“Idiota”, sisea alguien.
“¿Qué? ¿Qué hice?” el chico
Nirvana mira de una cara a otra desconcertado.
“Nada.” Gideon le da una palmada
al chico en el hombro. “¿Vamos a jugar charada?”
Al principio, Jaycee está reacia.
Ella cree que Gideon ha roto las reglas de alguna manera pero no puede darse
cuenta de exactamente cuál. Después de un poco de persuasión por parte de
algunos estudiantes, Gideon consigue quedarse. Pero le hacen hacer las tareas
más vergonzosas.
Jaycee nos hace ir al frente y
decir nuestros nombres. Luego todos escribimos algo que echaremos de menos
cuando dejemos la secundaria. El trabajo de Gideon es adivinar a qué persona le
corresponde cada papelito.
El primero que escoge dice “Mis
amigos.”
El ni siquiera mira en mi
dirección. Guiado por algún misterioso sentido, el sitúa el pedazo de papel en
frente de la chica que me advirtió sobre regresar con él. Su nombre es Livvy
Swanson.
“¿Cómo sabes que era mío?” ella
pregunta, recogiendo el papel.
“La escritura está en morado y
combina con tus uñas.” Él señala sus manos.
Todos miramos.
Sus uñas están pintadas de
morado, blanco y negro, pero cada una tiene un diseño diferente. Rayas en un
dedo, lunares en otro. Ella está usando un top sin mangas con capas y un par de
jeans con las rodillas rasgadas. Me gusta. Tiene una buena vibra. Puedo verme a
mí misma siendo amiga de ella.
Obligo a los
lados de mi boca a sonreír. La sensación es rara. No soy mucho de sonreír, pero
vale la pena cuando la chica me sonríe de vuelta.
“Buena
suposición,” ella le dice a Gideon. “Sí, voy a extrañar a mis amigos. He estado
juntándome con el mismo grupo de chicas desde el jardín de niños. Sólo una de
ellas va a asistir a esta universidad. El resto se dispersado y eso me
molesta.”
“Yo voy a casa
los fines de semana,” ofrece Gideon. “Y hay mensajes de texto y video chats que
te ayudarán a mantenerte en contacto. Requiere de esfuerzo, pero luego cuando
estén juntas, eso lo hará más significativo.”
“¿Con qué
frecuencia fuiste a verla?” Livvy cabecea en mi dirección.
“La veía una
vez al mes, usualmente en las fiestas.” Él sumerge su mano nuevamente en el
sombrero y saca otro pedazo de papel. “Mi familia,” él lee, luego estudia el
grupo.
Mallory Dunn,
una dulce chica de cabello marrón con corte bob, levanta su mano.
Livvy le da un
palmetazo, “Se supone que él debe de adivinar.”
“Oops.” Mallory
se ríe y luego se calma. “Es mío. Tengo dos hermanas menores y las amo a morir.
No puedo imaginar el no ver sus tiernos rostros todos los días.”
“Lo mismo con
los amigos. Haces el esfuerzo de verse el uno al otro.”
“Sip. Además,
ellas pueden venir a visitarte. Habrán días familiares solo cuatro semanas
después de que empiecen las clases. Tendrán una explosión llegando al estado.
No es demasiado pronto para que formen parte de nuestra familia aquí,” dice
Jaycee entusiasmada.
Algunos otros
repiten sus propios consejos. Cuando la conversación muere, Gideon saca otro
pedazo de papel y lee, “Nada. Estoy lista para la universidad.” Él mira
alrededor y se detiene en frente mío. “Este es tuyo.”
Arrugo el papel
en mi puño, un poco avergonzada de no tener amigos o familia a la cual
extrañar. Mi barbilla se levanta y mi voz es rígida cuando digo, “Sip. Soy yo.”
Para mi
sorpresa, el resto del grupo asiente con su cabeza también.
“Por mucho que
vaya a extrañar a mis amigos,” admite Livvy, “estoy emocionada por empezar algo
nuevo.”
“No hay nada de
malo con eso. Todos podrían usar un nuevo comienzo.” Los ojos de Gideon me
invitan a saltar y participar.
La intensidad
de su mirada me hace sentir incómoda, así que miro hacia abajo a mi regazo.
Casi digo alguna basura sobre lo infantil que es todo esto, lo lleno de mierda
que están estos programas, pero me detengo. Todos aquí están siendo abiertos y
honestos y estoy muy asustada de enseñar si quiera un pedazo de mi persona.
Gideon
continúa. Él termina de leer todos lo papelitos y luego él y Jaycee se levantan
y juegan el juego de charada con las palabras basadas en las nuevas
experiencias universitarias, como profesor, lectura, syllabus, y juegos de
fútbol sabatinos. Quiero participar. En verdad quiero, pero termino sentada
sobre mis manos. Livvy y Mallory se unen al juego. Incluso el chico Nirvana
salta cuando es su turno.
Cuando es mi
turno de actuar una palabra, estoy llena de ansiedad. Mis palmas están húmedas
y mi corazón late más fuerte de lo normal.
“¡Hora de
película!” una voz anuncia por el altoparlante. “Terminaremos nuestras
actividades planeadas con una corta película sobre todos los recursos
disponibles para ustedes en la universidad y después tendremos algunos snacks y
tiempo para convivir.”
Exhalo de
alivio, pero al final, algo de arrepentimiento persiste. Cuando las luces se
atenúan, Jaycee viene a sentarse a mi lado.
“Hay recursos
en el campos si alguien no te deja en paz,” ella susurra. “Solamente tienes que
decirlo, y yo voy contigo a la oficina de Recursos del Campus. No hay órdenes
de contacto que la universidad no pueda imponer. No funcionan fuera de la
universidad, pero dentro el campus, él tendría que cumplirlas.”
Me giro para
mirar su cara de seriedad. “¿En serio?”
“Sí, la
universidad hace sus propias reglas. Él también puede ser expulsado si hay
suficiente evidencia.” Ella me da un pedazo de papel.
Miro abajo para
ver su nombre y número. Ahí está mi oportunidad para realmente deshacerme de
él. Si acepto, Jaycee me ayudará a reportarlo.
Miro a Gideon,
quien está conversando con Livvy. ¿No es lo que siempre he dicho que quería? No
tener que volver a hablar con él. No verlo. No estar cerca de él.
El bulto en mi
garganta se va hacia mi intestino. Como le dijo a Livvy, Gideon vino
regularmente a casa este año, y lo veía. A veces peleábamos. La mayor parte del
tiempo, trataba de ignorarlo, pero realmente nunca pude. Lo había seguido a
escondidas, esperando ver con qué chica tonteaba, pero él nunca lo hizo. Y no
es como si nunca hubiera tenido oportunidad. Él es Gideon Royal. En Bayview,
todas las chicas solteras, y algunas con compromiso, habrían pisoteado a su
propia hermana con tal de meterse a la cama con él. Incluso aquí, las chicas no
podían evitar amontonarse a su alrededor.
“No,” me
sorprendo a mí misma diciendo. “No me está molestando.”
“¿Estás
segura?”
Le doy a Jaycee
una sonrisa forzada. “Sí, estoy segura.”
La película
empieza. No recuerdo mucho sobre ella, porque me encuentro atrapada recordando
el pasado. Mi primer día en Astor cuando Gideon me notó. Cuando me pidió salir.
Cuando nos besamos por primera vez. La primera vez que tuvimos relaciones, la
cual no fue tan increíble como pensé que sería, y después la primera vez que
hicimos el amor, la cual fue tan asombrosa que finalmente entendí por qué la
gente escribe libros y poemas y canciones sobre eso.
Por todas las
veces que me hirió, hubo momentos que me hizo tan feliz que me sentía estar
volando sobre las nubes.
Las luces se
encienden, y en lugar de estar Jaycee sentada al lado mío, está Gideon.
“¿Puedo
acompañarte a casa?” pregunta suavemente.
Asiento con la
cabeza. Es hora, supongo, de hablar sobre lo que va a pasar con nosotros en
este nuevo futuro.
Mientras nos
despedimos, Jaycee me recuerda que puedo llamarla en cualquier momento. Livvy y
yo intercambiamos números, y luego se inclina cerca de mi oído. “Tal vez no es
del todo malo,” me susurra mi nueva amiga.
Tal vez no.
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