jueves, 31 de mayo de 2018

Tarnished Crown (Erin Watt) En español - Capítulo 13


CAPÍTULO 13
Savannah
Hace tres años
“Se supone que los cambios de imagen deben darte más seguridad, no menos,” mi hermana comenta sobre mi hombro.
Cierro el teléfono de golpe y lo pongo boca abajo. “¿Qué se supone que significa eso?”
“Significa que todo lo que tuviste que pasar durante el verano—los tratamientos de keratina, las lecciones de maquillaje, la revisión de vestuario—fue para hacerte ver que ya eras genial, no para hacerte sentir insegura porque un chico tonto no te responde los mensajes.” Con esa advertencia, Shea se sienta sobre la silla al lado de mi escritorio y pretende estar interesada en lo que sea que se encuentre en la pantalla de su celular. Digo que pretende porque es obvio que está en mi habitación para agobiarme.
“Él no es tonto,” balbuceo.
“Lo es si no se da cuenta de lo asombrosa que eres.”
“Está teniendo problemas en casa,” le digo, pero las palabras de Shea me hicieron sentir pequeña e inflada al mismo tiempo.
“Como si cualquier persona de nuestra edad no tuviera problemas en casa,” se burla.
Agarro mi mouse y regreso mi atención al video que estaba editando antes de que me fijara si el chico tonto me escribió. “Él me aprecia. Me da flores en la escuela. Sostiene mi mano en el pasillo, lo cual es más de lo que otros chicos hacen. Mira a Bibby Harthan. Su novio prácticamente corre hacia el otro lado para evitar cualquier muestra de cariño en público.”
“No estamos hablando de Bibby y el idiota de su novio. Estamos hablando de ti y el idiota de tu novio.”
Empujo el mouse a un lado. No puedo concentrarme con Shea aquí mirándome. “Tú fuiste quien me dijo que si quería a Gideon, tendría que cambiar. Tú fuiste quien me dijo que mi gusto en ropa apestaba y que mi cabello parecía un hogar para mapaches.”
“¿Y? Eso no significa que tienes que tumbarte al suelo y ser la alfombra por la que él camina.” Ella pone su celular a un lado y se inclina hacia adelante. La expresión seria en su rostro envía una punzada de culpa a través de mí. “No me gusta quién eres con Gideon,” ella continua. “Extraño a la antigua Savannah. La que le respondió al chico que le dijo que corre como una niña, que debería ponerse los zapatos porque estaba a punto de ver que tan rápido podía correr una chica y que tan duro podía golpear.”
“Estaba en la escuela media cuando eso sucedió.” Pero…como ella dice, siento una sensación de anhelo. Ella tiene razón—yo solía ser más confiada. Yo era la que daba ideas sobre qué hacer y dónde ir. Yo era quien les decía a los chicos que se callen porque estaban siendo muy ruidosos y nos daban dolor de cabeza durante los viajes de estudio. Nunca fui la chica que estaba junto a su teléfono, esperando y rezando para que recibiera un mensaje de texto.
“Fue el año pasado”.
La culpa florece dentro de mi estómago, llenándolo. Me muevo incómoda sobre mi silla. “Soy la misma persona,” mantengo. “Sólo que más suave. Más refinada.”
“Más aburrida. Más sosa.”
“Estás celosa,” le digo de vuelta. Tan pronto como las palabras salen, quiero volver a meterlas en mi boca, pero es muy tarde.
Shea coge su teléfono y se para. “Siento lástima por ti, Sav. Esto no va a terminar bien.”
Sus palabras limpian mi arrepentimiento, y replico, “Aún hay otros cuatro hermanos Royal. Consíguete el tuyo y luego hablamos.”
Ella hace un gesto obsceno mientras camina fuera de la habitación.
Dejo caer mi cabeza sobre el escritorio. Me estoy convirtiendo en una persona que no me gusta. No es de extrañar que Shea esté decepcionada de mí. Pero no es culpa de Gideon. Es mía. Soy una estudiante de décimo grado, saliendo con el senior más popular de la escuela. Por supuesto que tengo problemas de confianza. Cada vez que lo miro y veo su rostro sonriéndome, me pregunto qué demonios está haciendo conmigo.
No voy a ser una mocosa inmadura y exigente que quiere tener a su novio a su entera disposición. Eso no termina bien, tampoco. Jordan, por ejemplo, es preciosa. Tiene a los chicos haciendo estupideces por ella todo el tiempo. Pero ella tampoco puede mantener a un chico. Ellos se cansan de tener que  hacer lo que ella quiere, cuando lo quiere.
¿Está realmente mal que sea comprensiva cuando la familia de Gideon lo necesita? Yo no lo creo. Lo que necesito es dejar de obsesionarme por las cosas que Gid hace cada segundo del día y ser más independiente.
Regreso a la computadora y vuelvo a concentrarme en el video que estaba editando. Me siento tan absorta en mi trabajo que paso toda una hora sin revisar mi teléfono. De hecho, es una llamada la que capta mi atención.
Ansiosamente, lo recojo. Mi corazón se hunde cuando ve que no es Gideon.
“Hola Francine.”
“¿Ya terminaste?” pregunta sin siquiera decir hola.
“Casi.” He estado editando una cinta de las porristas para ella. Ella va a enviarla como una audición para el equipo de baile de la universidad a la que quiere asistir el próximo otoño.
“Quiero verlo.”
“Te lo enviaré.”
“No, trae tu laptop. Ya sabes como soy.”
Ruedo mis ojos. La chica apenas puede utilizar su celular. Ella está constantemente enviando mensajes vergonzosos al chat grupal, pensando que los envía a su novio.
Estaba por decir sí, pero luego recuerdo las palabras de Shea acerca de cómo dejo que las personas—bueno, Gideon específicamente— caminen sobre mí. Tal vez no sea capaz de decirle no a Gideon, pero no hay razón para que no pueda empezar a defenderme a mí misma frente a los demás. Al menos puedo enseñarle a Shea que no soy un felpudo todo el tiempo.
“¿Por qué no vienes tu aquí? De esa manera, si necesitamos realizar algunos cambios, puedo hacerlos en mi computadora. Sería más fácil.”
“Oh, eso creo,” reconoce descortésmente. “Acabo de pintarme las uñas así que necesito esperar veinte minutos antes de que pueda tocar cualquier cosa.”
“Siempre que quieras venir, estaré aquí.”
Hay una pausa de silencio y luego, “¿Oh, no Gideon, hmmm?”
“Está ocupado,” digo rígidamente.
“Claro que lo está. Te veo más tarde. Bye bye, Savannah.”
Frunzo el ceño al teléfono. “Está ocupado, idiota.”
Pero Francine ya había colgado. Ella llega una hora después. Shea no está, así que termino mostrándole el video a Francine yo misma.
“¡Oh, esto está muy bueno”” ella exclama, sus ojo se abren con sorpresa.
“¿Pensabas que iba a ser terrible?”
Ella encoge los hombros delicadamente. “Uno nunca sabe. Quiero decir, eres super joven y todo. Y grabaste todo con tu celular. Podría haber resultado terrible.”
“¿Por qué me pediste que hiciera esto por ti si pensabas que iba a ser horrible?”
“Nadie más estaba interesado.” Ella ni siquiera me mira cuando dice eso. “¿Cómo puedo llevarlo a la universidad?”
Wow, ¿Shea está en lo correcto? ¿Me he convertido en una chica sumisa que hace una mierda por las personas que ni siquiera la aprecian?
“Lo colocas en un dispositivo de almacenamiento y se lo envías. O tal vez hay un lugar para que puedas cargarlo.” Saco un usb barato de mi escritorio y lo meto en la ranura de la computadora. Dos clics y el video está copiado. Lo expulso y se lo entrego a Francine. “Aquí tienes.”
“¿Qué es esto?” Ella gira el pequeño artículo sobre sus manos como si se tratara de una especie de objeto extraño.
“Es tu video.”
Ella me lo devuelve. “Yo no sé qué hacer con esto. Tu súbelo.”
La miro boquiabierta.
Ella lo interpreta como una señal para seguir presionando. “Es Rosemont College.” Ella hace un movimiento de espanto con su mano. “Ve y búscalo. Estoy segura que debe haber instrucciones en alguna parte del sitio web.”
Eso es todo. La alcanzo y tomo su mano. Suelto el dispositivo sobre la palma de su mano y la doblo hasta cerrarla. “Tú puedes hacerlo, Francine. Creo en ti”
Una pequeña arruga se rompe sobre su frente. “En verdad no sé cómo hacerlo.”
“Entonces pídele a tu hermano que te ayude.”
“Tiene diez.”
“Probablemente él haya descargado más basura de la que puedas imaginar.” Yo sé que a los diez, ya estaba subiendo videos. Eran terribles, pero sabía cómo hacerlo.
“Está bien.” Abre su bolso y deja caer la memoria dentro.
Le dirijo una mirada hacia la puerta como una obvia señal para que se vaya, pero no se mueve. Es como si sus zapatos Prada estuvieran atascados en el tapete.
“¿Qué?” le pregunto impacientemente.
“¿Tomas fotografías?”
“¿Qué si tomo qué?”
“Fotos.” Francine simula estar tomando una fotografía.
“¿Tomo fotografías?” me siento tonta en este momento.
“Sí, fotos. Quiero hacer un álbum de fotos especial para Torin. ¿Tal vez incluso un video?” Ella parpadea rápidamente.
Ella está…¿agitando sus pestañas hacia mí? Dios, ella es extraña. Todos los amigos de Shea lo son. “¿Qué tipo de fotos?” Tengo la sensación de que ya lo sé.
Ella sonríe, pero da miedo aunque no sea lo que pretenda. “Tú sabes. Privadas.”
Retrocedo. Podría ser fácil, pero incluso yo tengo límites. “No. Absolutamente no.”
Su labio inferior sobresale. Estoy segura que el puchero y el agitar las pestañas funciona en Torin, pero tienen cero efecto sobre mí. “¿Por qué no? Eres buena en esto.” Ella agita una mano hacia mi computadora. “Harías un excelente video. Y yo soy terrible tomando selfies. Mi brazo siempre se interpone en el camino.”
“Usa el temporizador.” Camino y abro la puerta.
“¿El temporizador?” Ella se mueve una pulgada.
“Sí, el temporizador.” Mierda. Ella no se irá hasta que le muestre. Agarro el teléfono de mi escritorio y lo sostengo frente a ella. “¿Ves el pequeño reloj? Tócalo y tendrás diez segundos para tomar la foto.”
“¡Oh, muéstrame!” Ella salta de arriba abajo como si fuera una niña.
Apretando mis dientes, apilo unos cuantos libros y coloco el celular encima. Selecciono el temporizador y regreso a pararme al lado de Francine. Los segundos acaban, se toma la foto, y regreso al escritorio y recupero mi teléfono.
“¿Ves?” Deslizo a través de las fotos, olvidando que no había borrado la que le había enviado a Gideon. Bajé el teléfono rápidamente, pero no antes de que Francine la viera.
“Seguiste mi consejo, ya veo.” Ella sonríe. “Y la tuya se ve mucho mejor que la mía. El temporizador, ¿huh?”
Mis mejillas están quemando, asiento con la cabeza. Finalmente, ella empieza a caminar hacia la puerta.
“No te avergüences, Savannah. Una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer para mantener a su hombre. Las fotos que yo le envío a Torin significan que el chico nunca se queda hambriento. Él no está buscando comer en otro lado. ¿Entiendes lo que digo?”
Asiento la cabeza débilmente.
Ella me da un saludo de miss mientras se va. “No tienes que acompañarme a la salida. Nos vemos después. Hola, Shea.”
No puedo creer que no haya borrado la foto. Tampoco puedo creer que Francine la viera. Ugh. Supuse que le iba a decir algo a mi hermana. Sorprendentemente, cuando Shea aparece en mi habitación unos minutos después, ella no lo menciona.
“¿Quieres comer algo?” es todo lo que dice.
Asentí ansiosamente. “¿Podemos comer pizza? Estoy muriendo por una.”
Shea no come pizza comúnmente. Muchos carbohidratos, pero debe sentir lástima por mi o es su manera de disculparse porque ella encoje los hombros y dice, “Claro, pero debe ser una margarita y también podríamos irnos y acompañarla con un refresco.”
“¡Yay!” levanto mis manos en el aire a manera de celebración.
“Pequeña tonta,” ella me reprende, pero hay una sonrisa en su rostro.
“Voy por mi bolso.” Salto a mi escritorio para coger mis cosas cuando mi teléfono suena. Probablemente es Francine queriendo más información sobre cómo conseguir el video para su universidad. ¿Pero sabes qué? No lo voy a hacer. Ya pase horas editando esa audición. Ella puede descubrir el resto. Ves Shea, no soy la persona fácil de convencer que crees que soy.
En lugar de Francine, pienso, está el hermoso rostro de Gid en la pantalla. Deslizo el dedo ansiosamente. Sobre mi hombro, escucho un suspiro—Shea debió haber visto quien llamó.
Giro mi espalda y contesto con una suave voz. “Hola.”
“Hola, nena,” me saluda. “¿Quieres que nos encontremos? Tengo un poco de tiempo antes de la práctica de natación.”
Puedo sentir la respiración de Shea por mi cuello. “Seguro. ¿Quieres comer algo?” Mi estómago retumba con anticipación.
“No quiero comer antes de la práctica, pero si tú quieres, hago una excepción.”
“No. No. No tengo hambre,” miento. “¿Debería ir?”
“Sin personalidad,” Shea rechifla detrás de mí.
“Nah. ¿Por qué no nos encontramos en Astor en quince minutos?”
“Claro,” digo y luego cuelgo. Estoy demasiado avergonzada como para mirar a Shea a los ojos y decirle. “Voy a pasar la cena de esta noche.”
Mi hermana me mira con algo parecido a la lástima. “Uno de estos días, te vas a arrepentir de saltar ante cada orden de los Royal.” Shea suspira derrotada. “Pero supongo que tendrás que aprender la lección por ti misma.”
“Eso creo,” murmuro, y luego agarro mi bolso y huyo.  

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