CAPÍTULO 7
Gideon
Presente
Gideon
Presente
“Debiste comprarle flores. Eso es
lo que mi papá le da a mi mamá cada vez que se molesta con él.”
Tiro de la banda de resistencia.
“Ya he pasado por eso. Ya lo hice. Compré toda la floristería.” Cuatro en
total.
Cal se detuvo. “¿Toda la tienda?”
“Las rosas,” aclaro. “Compré
todas las rosas de cuatro floristerías.”
“Caray. ¿Cuánto te costó?”
A veces olvido que mis amigos
aquí no tienen idea de cuánto dinero tengo. Algo bueno de la universidad es que
puedes perderte a ti mismo en el campus. El pasado de nadie es realmente
importante. Los reconocimientos o escándalos del colegio no importan. Es lo que
tú haces aquí lo que cuenta. Trato de mantener mi conexión con los Royal por
debajo. La única cosa que me señala como alguien adinerado es mi Range Rover,
pero no soy el único chico en el estado que conduce un juego de ruedas caras.
Aquí hay Mercedes y BMWs, y un par de chicos chinos tienen Lamborghinis.
“Ya basta,” le digo a Cal. “Las
compré porque la dejé plantada, así que no creo que ir por ese camino sea la
solución.”
“¿Qué hiciste exactamente esta
vez?”
Relatar mis pecados del pasado a
Cal hace que mi propósito de esconderme se arruine, pero el es un buen amigo y
no quiero mentirle. Ya he hecho suficiente mintiéndoles a mis amigos de toda la
vida.
“La engañé,” le digo francamente,
dejando caer las bandas de resistencia. Estas cayeron sobre la pared de
azulejos.
Los ojos se Cal se agrandaron con
sorpresa. “¿Hiciste qué?”
Hay un poco de satisfacción en su
sorpresa. Como dije, quien fuiste en el pasado no te afecta cuando dejas la
secundaria. Me he esforzado mucho por no ser aquel idiota que cayó en las redes
de Dinah.
“Es una larga historia, pero así
fue, y cuando Sav se enteró, terminamos. Después de eso, intentamos ver quien
quién podría lastimar más el uno al otro.” Agarro una toalla y se la tiro a mi
amigo, quien aún me mira conmocionado.
“Eso suena como un juego
miserable.”
“El peor de todos,” afirmé. “Dejé
de jugarlo cuando entré a la universidad.” Pero Sav no. Corría el rumor de que
ella y Easton durmieron juntos.
Ni siquiera podía estar enojado
por eso. Si eso ocurrió, no fue porque alguno de ellos se preocupara por el
otro. Ellos solo querían causar dolor, pero sospecho que su propia culpa y odio
a sí mismos fue peor que cualquier cosa que haya sentido cuando lo escuché.
No podía odiar a mi hermano bebé,
no después de todo lo que nuestra madre le hizo pasar. Y no podía odiar a Sav,
por todo lo que yo le hice pasar.
“Creo que tienes razón,” dice
Cal, tirando su toalla en el contenedor.
“¿Cómo así?” le pregunto mientras
llegamos al cuarto de casilleros.
“Ella vino aquí en lugar de todas
las otras universidades del país. Ella te quiere, hombre.”
Giro el disco de mi casillero.
Por todas las excusas y protestas de Sav por el contrario, si ella realmente me
odiara, ella se habría mantenido lejos. O tal vez yo soy el que delira, y el
que haya venido aquí es prueba de que a no le importo una mierda.
Paso una mano por mi cara. No.
Ella me abofeteó. Una chica a la que no le importas, no te daría una cachetada.
Ella aún tiene sentimientos por mí. Ahora mismo, está enojada y herida, pero
tengo la oportunidad de cambiar eso. “Puede que tengas razón.”
“¿Qué vas a hacer entonces?”
“No estoy seguro todavía.” Me
visto rápidamente y pongo un sombrero sobre mi cabello húmedo.
“Tienes que ir a lo grande”, me aconseja.
“Estoy pensando en un mensaje en el cielo. ‘Lo siento, fui un idiota. Por
favor, perdona a mi estúpido trasero.’”
Resoplo. “Ese es un mensaje
ganador.”
Cargamos nuestras mochilas.
Afuera en el pasillo, Julie está apoyada contra la pared, conversando con un
chico del equipo de atletismo que ha estado detrás de ella desde siempre.
Detrás de mí, Cal se pone rígido.
“No me gusta ese chico,” gruñe.
“¿Por qué? Es inofensivo. Si a
Julie le gustara, habría aceptado alguna de sus docenas de invitaciones
anteriores.
“Es exactamente por eso que no me
gusta. Él está olfateando alrededor incluso después de que ella lo mando a
pasear. Está parado muy cerca de ella. Apuesto que eso hace que se sienta
incómoda. Además, Julie es una nadadora. Ella pertenece al equipo de nado.” El
pasa junto a mí. “Hola, bebé.”
Julie se anima. “¿Ya terminaron?”
“Si. ¿Tienes hambre? Vamos a
comer.” Muy eficientemente, Cal se coloca entre los dos.
El corredor retrocede con el ceño
fruncido. “Solo son las diez,” se opone.
“Comer es un término general,”
dice Cal. “¿Lista, Jules?” No puede ser más obvio, pero por alguna razón, Julie
aparenta estar ciega a los sentimientos de Cal. Tal vez eso explica por qué Cal
no se ha dado cuenta de que la razón por la que no le gusta ver a otros chicos
hablando con Julie, es porque la quiere para él. ¿Qué pertenece al equipo de
natación? Más bien le pertenece a Cal Lonigan.
“Podría ir por un Frappuccino.” Se
recuesta hacia la derecha para dirigirse al corredor. “Déjame revisar esa
información para ti. Necesito buscar en mi bandeja de entrada. Estoy segura que
lo tengo, pero no puede recordarlo en este momento.”
Él la saluda. “Tienes mi número.”
Cal espera a que estemos afuera
para lanzarse sobre ella. “¿Qué quieres decir con que tienes su número? ¡Él
está en el equipo de atletismo!”
“¿Y? Lo haces sonar como si
estuviera vendiendo drogas o algo así,” responde Julie, rodando los ojos.
Cal frunce el ceño. “Podría ser.”
Hora de intervenir. Camino por en
medio de los dos y recuesto un brazo sobre los hombros de cada uno. “Cal está
molesto porque tiene hambre. Necesitamos alimentar a la bestia.”
“Si, estoy hambriento,” dice
lanzándome una mirada de agradecimiento.
“Como sea.” Julie encoge los
hombros. “Oh, lo olvidé. Tengo algo para ti.”
“Tienes algo para todos en estos
días,” murmura Cal.
Discretamente, lo pateo en la
canilla. Él se aleja. “¿Por qué diablos fue eso?”
Julie deja de caminar. “¿Qué
pasó?”
“Lo pateé.”
“¡Él me pateó!” me acusa Cal.
Ella levanta sus manos y empieza
a moverse nuevamente. “Ustedes son como niños.”
Cal es rápido en responder.
“Somos adolescentes, al menos.”
“Toma, bebote.” Ella deja una
hoja de papel en mis manos.
“¿Qué es esto?” pregunto, pero
después de leer la primera entrada, lo sé. “¿Este es el horario de las
actividades de Sav para su visita?”
“Si, y no le digas a nadie que lo
obtuviste de mí.” Julie cruza sus brazos. “Ya me siento culpable, como si
estuviera violando un importante código de las chicas.”
“¿Cuántas veces tengo que
decírtelo? Tú estás en el equipo de natación, tu lealtad es con nosotros,”
proclama Cal.
“Ignóralo,” le digo y luego me
acerco a Julie para darle un abrazo.
Detrás de mí, Cal gruñe. No puedo
aguantar la risa.
“¿Qué es tan gracioso?” pregunta
Julie.
“La vida. Me río de la vida.”
Agito el papel en mi mano. “Y de las oportunidades.”
“¿Qué vas a hacer para ganártela
de nuevo? ¿Seguirla a todos lados y esperar a que se dé cuenta de lo asombroso
que eres de nuevo?”
“Nah, necesitas hacer un gran
gesto.” Cal levanta sus brazos, uno de ellos casi me pega en la cabeza. “Yo sugiero
poner un mensaje en el cielo.”
Julie arruga su nariz. “Siempre
pensé que eso era super cursi. Yo creo que deberías darle flores. Cómprale un
gran bouquet y ponte de rodillas.”
“Esa es una proposición, no una
disculpa,” argumenta Cal.
“Puede ser ambas,” ella replica. “¿Y
qué sabes tú sobre grandes detalles? ¿Alguna vez en tu vida has hecho uno?”
“Oye, yo he hecho la cosa de la
propuesta de promoción (promposal en inglésl),” dice, con
una mirada herida.
Julie y yo lo miramos con
sorpresa. Cal no es el tipo que se compromete. Su idea de romanticismo es poner
una vela en una hamburguesa.
“Oh, tengo que escuchar esto,”
declara Julie. “¿Hubieron animales implicados? ¿Una búsqueda del tesoro? ¿Qué?”
“Puse una bolsa de almendras
cubiertas con chocolate en su casillero con una nota que decía ‘Estaría loco si
no te invito al baile de promoción.’” (nuts en inglés significa nueces y también se usa para decir loco) Cal se ve tan orgulloso que
me obligó a aguantarme la risa.
Julie sacudió su cabeza. “Ugh,
Muy soso.” Ella gira hacia mí. “¿Qué hay de ti? ¿Has hecho una propuesta de
promoción?”
“No.” No fui a mi fiesta de pre-promo,
y el baile de graduación fue un
desastre.
“¿El ‘no’ se refiere a Savannah o
a todas las chicas en general?”
“A ninguna.”
“¿Tu escuela no tuvo fiesta de
promoción? Yo sé que fuiste a una privada,” pregunta, llena de curiosidad.
“Tuvimos una. Solo que no fui.”
“¿Esa es parte de la razón por la
que esta chica está molesta contigo? ¿Por qué la plantaste en la noche de
promoción?” pregunta Cal.
“No. Terminamos antes de Navidad.
Ella tampoco fue a la promoción.”
“Ouch.” Cal hace una mueca. “Olvida
que dije algo.”
Julie me palmotea la espalda
comprensivamente. “Suena como si hubieras sido un completo idiota. Pienso que
Cal podría estar en lo correcto por primera vez. Necesitas hacer algo
extravagante y ostentoso para demostrarle lo arrepentido que estás.”
“Él ya ha hecho algo grande antes,”
le dice Cal. “Le compró cuatro floristerías.”
Los ojos de Julie se abren. “¿En
serio? ¿Cinco de ellas?”
“Le compre flores de cuatro
tiendas diferentes,” le explico. “Pero así es el trato con los grandes
detalles. Son para las personas que arruinan las cosas cotidianas. Si tú te
estás portando bien con tu chica —o chico— entonces no hay necesidad de hacer
un gran detalle. Además, como Cal dice. Ya lo he hecho antes. Es momento de concentrarme
en hacer lo cotidiano.”
“¿A qué te refieres exactamente?”
pregunta Julie.
“Para comenzar, necesito empezar
a escuchar.”
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