sábado, 28 de octubre de 2017

Tarnished Crown (Erin Watt) En español - Capítulo 5


CAPÍTULO 5

Savannah

“¿Y tomaste su mano?” pregunta Kira desde su escritorio, en donde está dejando caer la crema de noche por su rostro. Las orejas de conejo sobre su vincha se mueven mientras habla. Eso produce una leve sonrisa a mis labios.

“Por supuesto que lo hizo. No estaría aquí llorando si lo hubiera rechazado.” Jisoo coge un poco de crema antes de lanzarme el frasco.

Atrapo el pequeño recipiente con una mano y deslizo la parte de atrás de mi otra mano sobre mis mejillas. Aunque Jisoo había dicho que estaba llorando, no me había dado cuenta hasta que noté mi mano húmeda.

“Tomé su mano”, le confirmo. Rápidamente, desenrosco la tapa  y empiezo a deslizar la crema por mi rostro pegajoso. Odio que él aun consiga ponerme así.

Después de que le diera una bofetada a Gideon y huyera de ahí, dos de mis futuras hermanas de fraternidad se encontraban esperándome en la puerta. Ellas vieron mi rostro afligido y me llevaron al tercer piso.

Una vez arriba, Kira sirvió tres vasos de vino, Jisoo elaboró una kit de spa, y las dos me acosaron hasta que empecé a hablar. Jisoo dijo que las confesiones son buenas para el alma. Tal vez sea cierto. Me siento mejor ahora que cuando lo vi por primera vez en la fiesta.

“¿Si pudieras retroceder el tiempo, lo volverías a hacer?” pregunta Jisoo.
Respiro profundamente y trato de actuar como si ya hubiera terminado de llorar por Gideon Royal.

“Tienes coraje.”

“La fortuna favorece a los valientes”, bromea.

Encojo mis dedos en mis palmas. “¿Mis sentimientos son una especie de juego para ti? ¿Te has convertido en un pedazo de mierda tan degenerado que te gusta hacerme sentir miserable?”

Levanta su mano para retirar el pelo de mi rostro, retrocedo fuera de su alcance. Su mano permanece en el aire antes de regresarla a su sitio. “No. Jamás me gustaría hacer eso. Cada vez que tu estas triste, yo estaba triste. Cada vez que tú llorabas, yo lloraba. Llegué al punto en el que ya no podía soportar ese dolor, así que me apagué. Justo como tú lo hiciste.”

“No te hagas la victima aquí, Gideon. Esto nunca fue sobre mí. Tus sentimientos siempre fueron primero. La cosa con ustedes los Royals es que piensan que su dolor y su pérdida y su trauma son mucho más importante que el resto del mundo. Como si nadie pudiera entender cómo se siente ser ustedes.” Cierro mis ojos disgustada. “Si dejaran de pensar por un minuto que el mundo gira alrededor de ustedes, tal vez no actuarían de la forma en que lo hacen.”

“Pienso en ti cada minuto del día. Cada minuto del maldito día. ¿Qué necesito para que me perdones?”

“Nada.” Todo. “Ya no te quiero más. Si, aún estoy molesta. Si, sigo dolida. Pero nada de eso me hace querer estar contigo de nuevo. Ya no soy la niña tonta que se enamoró de ti hace tres años. No esperes por ella, porque no volverá.”

Sacude su cabeza. “No. Ella nunca se fue. Aún sique ahí. Te dejé antes. Lo sé. Nos causé a ambos muchísima miseria, pero ya se terminó. Estoy harto de huir. Estoy harto de dejarte.”

“Pero aún no has terminado de herirme,” digo con resentimiento.

“¿Entonces por qué has venido aquí?”

“Siempre estuvo en mis planes, Gid. Tú sabías eso. Conversamos sobre cómo esta escuela era la mejor del estado para estudiar teatro y cine. No voy a dejar que una pequeña cosa como un ex me aleje de mis sueños.”

El asiente con la cabeza. “Está bien, entonces. Te veré por ahí.”

Mete sus manos en los bolsillos y se gira para irse.

“¿Eso es todo?” pregunto incrédulamente. “¿Has hecho que me echen de mi futura casa solo para que me dejes aquí en la acera?”

Me da un animado saludo. “Te veo luego, Savage.”

 Mi apodo en su lengua llena a mi estúpido corazón de nostalgia. Mi palma empieza a picar, no porque duela, sino porque quiero golpearlo una y otra y otra vez.

“Me gustaría poder decirte que lo hubiera rechazado, pero no creo que pueda. Es decir, mírame esta noche. Me fui con él. Lo dejé llegar a mí.” Me dejé caer hacia atrás sobre la cama.

“Hey. Todas tenemos chicos que nos hacen actuar como tontas,” dice Kira.

Jisoo asiente con la cabeza. “Durante el semestre de verano en mi primer año, me enamoré perdidamente de un chico de mi clase de literatura. Tenía cabello largo y los ojos más verdes. Me enteré que estaba en una banda. Obligué a Kira a conducir hasta el centro de la ciudad donde estaba el estudio en el que practicaba, pero no entré. En vez de eso, me senté en el carro y tomé espeluznantes y acosadoras fotos con mi celular.”

“Yo me uní al equipo de futbol bandera con los Sigmas porque me gustaba mucho un chico, y odio los deportes,” dice Kira.

“Eso me hace sentir ligeramente mejor,” admito a regañadientes.

“¿Fueron muy crueles contigo esas chicas de secundaria?” pregunta Kira, acercándose para sentarse al lado mío sobre la cama.

“Algo. Un par de ellas estaban muy celosas. Pusieron basura en mi casillero. Después, un grupo de chicos que aspiraban ser como Gideon lo limpiaron. Fue muy difícil tener verdaderos amigos, porque no tenía idea de quien me odiaba o a quien le agradaba. Pero no me importaba, porque lo tenía a él. Y por un tiempo, fuimos realmente felices.”

Jisoo deja de sobarse el rostro. “¿Entonces cuándo fue que se apartaron?”

“Cuando su madre murió.”

Tres años antes

Examino el rostro pensativo de Gideon. Ha pasado los últimos diez minutos viendo afuera de la ventana. Ha estado actuando así desde hace un par de semanas. Shea me ha dicho que no lo presione. A los chicos no les gusta hablar de sus sentimientos.

Dejo mi cuchara al lado del tazón de helado a medio comer y agarro mi teléfono.

¿Dónde estás? Le escribo a Shea.

¿Dónde crees? En la casa de la bruja. Estamos teniendo una fiesta. Nos estamos divirtiendo.

Ella puntualiza el mensaje con el emoji de ojos en blanco en caso de que no capte el sarcasmo que desprende en cada palabra.

Gideon está en lalaland otra vez.

Ni siquiera te acerques. Si él quiere contarte, lo hará. No lo presiones o se alejará de ti. Relájate Sav.

Estoy relajada!!!

No me !!! Si no te gusta mi consejo, entonces no me escuches. Reed está acá. Dios, odio a estos Royals. Todo el mundo está besándole el trasero. Odio que estés saliendo con uno de ellos. Ya es suficientemente malo que tenga que salir con la bruja.

Sonrío. Shea es probablemente la única chica en Astor que no ama a ninguno de los hermanos Royal.

“¿Qué es tan divertido?

Levanto mi cabeza y veo a Gideon observándome. Volteo mi pantalla hacia él para que pueda ver que me estoy mensajeando con Shea.

“Mi hermana está en la casa de Jordan. Dice que tu hermano está ahí. ¿Quieres ir?”

“¿Tu sí?” golpea el costado de mi tazón. “¿o quieres terminar el resto de tu helado?”

Lo último que quiero hacer es ir a la casa de Jordan. Sonrío, creo que es porque Shea dice que yo sigo el ejemplo de Gideon. Tiene sentido. Él es un senior. Yo soy una humilde estudiante de segundo año. Dos meses saliendo con él y todavía estoy mareada de la incredulidad. Mi rostro estaba negro y azul por estar pellizcándolo mucho. “Estoy para lo que sea que quieras.”

Hay una leve frialdad en su expresión, como si le hubiera decepcionado de alguna manera, pero luego él sonríe con su hermosa sonrisa y pienso que debí habérmelo imaginado. Él rebusca en su bolsillo y saca un montón de billetes. “Vamos donde Carrington entonces”.

El extiende su brazo y me hace un gesto para que lo siga hacia fuera de la puerta. Agarro mi bolso y doy un paso hacia adelante. Un ataque de valentía se apodera de mí, y me detengo.

“¿Qué pasó?”, me pregunta. “¿Aún tienes hambre? Creí que ya habías terminado.”

“Creo que la pregunta es, ¿tú ya terminaste?” no soy tan valiente para mirarlo a los ojos, pero lo saco.

Fuera de la esquina de mi ojo, lo veo echar un vistazo a su postre sin comer. “Si. Tuve una gran cena."

Me desinflé inmediatamente por su malinterpretación y empieza a caminar hacia la salida otra vez. ¿Fue deliberado? ¿Está tratando de evitar de responderme o en verdad pensó que estaba hablando de nuestros tazones de helados derritiéndose?

Hay una brecha entre nosotros. No importa que tan cerca estemos físicamente, aún hay un espacio y no sé cómo eliminarlo.

O tal vez la verdad es que tengo miedo de superar el miedo a ser rechazada. Paso una mano por mi cabello y volteo el extremo sobre mis hombros. ¿Esa no es la razón por la que he pasado muchas horas en la mañana alistándome? Si Gideon viera a la verdadera yo—de cabello rizado, sin maquillaje y emocionalmente necesitada, él huiría rápidamente.

“Te vez linda esta noche”, comenta al momento en el que llegamos a la puerta.

“Gracias”.

Él se ríe. “Tan formal. ¿Estamos en el club campestre?” El lleva su brazo alrededor de mis hombros.

“¿Qué quieres que te diga? ¿Ya lo sé?”

“¿Por qué no?” Se inclina y roza su nariz con mi cabello. La brisa de otoño es fría, pero no es el clima lo que produce escalofríos por mi columna vertebral. “Sería la verdad”.

Mis párpados se agitan. Tragarme mi inseguridad vale la pena si tengo estos momentos.

“¡Oye, Gideon!” Una voz aguda interrumpe el ambiente. La voz le pertenece a una hermosa rubia que me resulta vagamente familiar. Creo que es una senior.

Su muñeca estaba sobrecargada con tres brazaletes de oro que tintinean cuando se mueve hacia nosotros. No, hacia Gideon.

“Hey, Rhiannon,” dice Gideon.

“Hay una fiesta en casa de Jordan. Deberías venir.”

Su top era de hombros descubiertos y caía peligrosamente por debajo de sus senos. Miro su pecho con envidia.

“Nos dirigimos ahí,” dice y suavemente me empuja hacia adelante.

No me había dado cuenta de que había dejado de caminar.

Rhiannon mueve sus ojos sobre mí y luego su atención regresa a Gideon. “Cuando termines con el jardín de infantes, ven y búscame.”

Tal vez no sea capaz de abrirme con Gideon, pero en el corto tiempo en el que estuvimos saliendo, aprendí que tengo que hacerme valer frente a las demás chicas o sino van a pretender que yo no existo. Y aprendí que el contraatacar divierte a Gideon.

Así que le sonreí y canturreo, “si él te quisiera, no estaría parado al lado mío.”

Rhiannon frunce el ceño. “Por favor, niña. La única razón por la que está contigo es porque haces lo que él quiere. Algunas de nosotras tenemos estándares.”

“¿En serio?” arrastro mis palabras. “Porque tú eres la que para rogando las sobras de su atención. Siento lástima por ti. Intenta perseguir a un chico que no esté ocupado. Podría ser mejor para ti.”

Agarré a Gideon de la mano y tiré de él hacia adelante, donde estaba su Range Rover.
“Savage, Savannah,” susurra mientras abre la puerta del carro.

Mis mejillas están calientes y me siento mareada. El teléfono de Gideon suena una vez que me siento.

“Es mi mamá,” dice y levanta un dedo indicando que debería esperar. “¿Sí? ¿Nadie más está en casa?” el escucha. “Yo puedo ir. Savannah está conmigo. Estaremos allí en un segundo.”

Asiento impacientemente. Nunca he estado en la casa de Gideon y estoy muriendo por ir.
“¿Oh? No, supongo que no.” Hace una mueca. “Está bien, la dejaré e iré a casa.”

La decepción reemplaza mi esperanza, pero la oculto con una sonrisa de preocupación. “¿Está todo bien?” Pregunto luego de que cuelga el teléfono.

“Si.”

No suena muy convincente. En el camino a casa, se deja llevar por ese silencio de estado melancólico. La brecha entre nosotros se ensancha.

Retuerzo mis manos sobre mi regazo. “No le agrado a tu madre, ¿verdad?”

“¿Por qué dices eso?”

Eso no es una negación. “¿Soy yo? ¿Ha escuchado algo sobre mí?”

“Pienso que si ella—"

“Savannah,” me corta. “No es gran cosa.”

Me muerdo el labio y fijo mi mirada en la ventana.

“Lo siento.” Gideon suspira. “Realmente no es nada. No importa si le agradas. Ella está teniendo algunos problemas estos días.” Pero hay una rigidez en su caparazón que se siente muchísimo a rechazo.

“Seguro.”

Él agarra mi mano. “Lo siento, Savanna. Míralo de este modo. No vas a tener que pasar el tiempo con Jordan esta noche.”

“Está bien.”

Recorrimos una milla más y luego el giró, solo que por el lado equivocado. Palmoteo su mano. “Um, te equivocaste de camino.”

“Ya lo sé.”

“¿A dónde vamos?”

“A mi casa. Iré a ver a mi mamá y después podemos ir a ver una película a mi habitación. ¿Qué te parece?”

“Perfecto.” Tuve una extraña sensación. Quería apretar mis manos sobre mi pecho, pero me resistí. Me senté derecha y alisé mi cabello hacia abajo. Desearía tener una plancha alisadora portátil. Mi cabello lacio me da seguridad.

“Te ves bien,” me asegura Gideon.

¿Bien? Quería lucir increíble. A menos que a Maria Royal no le guste lo increíble. Entonces me gustaría lucir bien. “Gracias.”

Él suelta mi mano para presionar un botón, y la puerta de enfrente se abre lentamente. El auto se mueve por el carril poco iluminado. Hay una fila de árboles de Ginkgo en cada lado. Los Royals tienen dinero. Quiero decir, somos una familia acomodada, pero nada comparado como los Royals. Nosotros viajamos en clase ejecutiva. Los Royals ni siquiera realizan vuelos comerciales, ellos tienen su propio avión. Todos sus carros tienen el logo de la empresa de su padre bordado en los asientos de cuero personalizados. Gideon usa un carro que cuesta casi tanto como su carro.

La mitad del tiempo, pienso que es su dinero, tanto como su apariencia, lo que atrae a las chicas como abejas a la miel.

La mansión es enorme. Podría albergar a tres familias. Él tiene cuatro hermanos. Talvez necesitan ese espacio.

Él detiene el Rover en la base de los escalones de la entrada. Mientras llegamos a la casa, Gid camina lento. Empieza a vacilar, como si se preguntara si está cometiendo un error, pero entonces, abre la puerta.

La entrada está hecha de mármol pulido, y hay una enorme escalera justo detrás de una mesa circular llena de flores frescas.

“¿Mamá?” llama.

Unos pasos apurados a nuestra izquierda llaman nuestra atención. El hermano de Gideon, Reed, aparece. Se detiene abruptamente ante nuestra presencia.

“¿Por qué está ella aquí?” pregunta.

Retrocedo detrás de Gideon.

“¿Por qué estás tú aquí?” contesta Gideon. “Pensé que estabas en lo de Jordan.”

“Mamá llamó, así que vine.” Reed frunce el ceño hacia mí. “¿Por qué está ella aquí?” repite.

Gideon le frunce el ceño también. “Yo la traje.”

“Ella no puede estar aquí.”

Reed me arroja algo. Lo atrapo por un acto reflejo. Es un juego de llaves.

“Ve a casa, Savannah,” él chasquea. “Puedes tomar mi Rover. Vete.”

Me quijada se cae. “Pero—”

Gideon arranca las llaves de mi mano. Por un segundo creo que es porque está estupefacto por el comportamiento de Reed al igual que yo, pero me equivoco. El intercambia las llaves de Reed por las suyas. “Toma las mías. Las recogeré mañana en la escuela.”

Lo miro boquiabierta. “Gideon…”

Gideon intercambia una rápida mirada con Reed. Luego me empuja hacia atrás.

Antes de que me diera cuenta, estoy parada afuera, frente a la puerta. Gideon no me defendió. Él no dijo que me debería quedar. No le dijo a su hermano que se estaba pasando de la raya al pedirme que me fuera. En cambio, me dio las llaves de su carro y me empujó a la salida.

Miro atónitamente por un minuto antes de, finalmente, subirme al Rover de Gideon y marcharme. 

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