Savannah
“¿Y tomaste su mano?” pregunta
Kira desde su escritorio, en donde está dejando caer la crema de noche por su
rostro. Las orejas de conejo sobre su vincha se mueven mientras habla. Eso produce
una leve sonrisa a mis labios.
“Por supuesto que lo hizo. No
estaría aquí llorando si lo hubiera rechazado.” Jisoo coge un poco de crema
antes de lanzarme el frasco.
Atrapo el pequeño recipiente con
una mano y deslizo la parte de atrás de mi otra mano sobre mis mejillas. Aunque
Jisoo había dicho que estaba llorando, no me había dado cuenta hasta que noté
mi mano húmeda.
“Tomé su mano”, le confirmo. Rápidamente,
desenrosco la tapa y empiezo a deslizar
la crema por mi rostro pegajoso. Odio que él aun consiga ponerme así.
Después de que le diera una
bofetada a Gideon y huyera de ahí, dos de mis futuras hermanas de fraternidad
se encontraban esperándome en la puerta. Ellas vieron mi rostro afligido y me
llevaron al tercer piso.
Una vez arriba, Kira sirvió tres
vasos de vino, Jisoo elaboró una kit de spa, y las dos me acosaron hasta que
empecé a hablar. Jisoo dijo que las confesiones son buenas para el alma. Tal
vez sea cierto. Me siento mejor ahora que cuando lo vi por primera vez en la
fiesta.
“¿Si pudieras retroceder el tiempo,
lo volverías a hacer?” pregunta Jisoo.
Respiro profundamente y trato de
actuar como si ya hubiera terminado de llorar por Gideon Royal.
“Tienes coraje.”
“La fortuna favorece a los valientes”, bromea.
Encojo mis dedos en mis palmas. “¿Mis sentimientos son una especie de
juego para ti? ¿Te has convertido en un pedazo de mierda tan degenerado que te
gusta hacerme sentir miserable?”
Levanta su mano para retirar el pelo de mi rostro, retrocedo fuera de
su alcance. Su mano permanece en el aire antes de regresarla a su sitio. “No.
Jamás me gustaría hacer eso. Cada vez que tu estas triste, yo estaba triste.
Cada vez que tú llorabas, yo lloraba. Llegué al punto en el que ya no podía
soportar ese dolor, así que me apagué. Justo como tú lo hiciste.”
“No te hagas la victima aquí, Gideon. Esto nunca fue sobre mí. Tus
sentimientos siempre fueron primero. La cosa con ustedes los Royals es que
piensan que su dolor y su pérdida y su trauma son mucho más importante que el
resto del mundo. Como si nadie pudiera entender cómo se siente ser ustedes.”
Cierro mis ojos disgustada. “Si dejaran de pensar por un minuto que el mundo
gira alrededor de ustedes, tal vez no actuarían de la forma en que lo hacen.”
“Pienso en ti cada minuto del día. Cada minuto del maldito día. ¿Qué
necesito para que me perdones?”
“Nada.” Todo. “Ya no te quiero más. Si, aún estoy molesta. Si, sigo
dolida. Pero nada de eso me hace querer estar contigo de nuevo. Ya no soy la
niña tonta que se enamoró de ti hace tres años. No esperes por ella, porque no
volverá.”
Sacude su cabeza. “No. Ella nunca se fue. Aún sique ahí. Te dejé antes.
Lo sé. Nos causé a ambos muchísima miseria, pero ya se terminó. Estoy harto de
huir. Estoy harto de dejarte.”
“Pero aún no has terminado de herirme,” digo con resentimiento.
“¿Entonces por qué has venido aquí?”
“Siempre estuvo en mis planes, Gid. Tú sabías eso. Conversamos sobre
cómo esta escuela era la mejor del estado para estudiar teatro y cine. No voy a
dejar que una pequeña cosa como un ex me aleje de mis sueños.”
El asiente con la cabeza. “Está bien, entonces. Te veré por ahí.”
Mete sus manos en los bolsillos y se gira para irse.
“¿Eso es todo?” pregunto incrédulamente. “¿Has hecho que me echen de mi
futura casa solo para que me dejes aquí en la acera?”
Me da un animado saludo. “Te veo luego, Savage.”
Mi apodo en su lengua llena
a mi estúpido corazón de nostalgia. Mi palma empieza a picar, no porque duela,
sino porque quiero golpearlo una y otra y otra vez.
“Me gustaría poder decirte que lo
hubiera rechazado, pero no creo que pueda. Es decir, mírame esta noche. Me fui
con él. Lo dejé llegar a mí.” Me dejé caer hacia atrás sobre la cama.
“Hey. Todas tenemos chicos que
nos hacen actuar como tontas,” dice Kira.
Jisoo asiente con la cabeza.
“Durante el semestre de verano en mi primer año, me enamoré perdidamente de un
chico de mi clase de literatura. Tenía cabello largo y los ojos más verdes. Me
enteré que estaba en una banda. Obligué a Kira a conducir hasta el centro de la
ciudad donde estaba el estudio en el que practicaba, pero no entré. En vez de
eso, me senté en el carro y tomé espeluznantes y acosadoras fotos con mi
celular.”
“Yo me uní al equipo de futbol
bandera con los Sigmas porque me gustaba mucho un chico, y odio los deportes,”
dice Kira.
“Eso me hace sentir ligeramente
mejor,” admito a regañadientes.
“¿Fueron muy crueles contigo esas
chicas de secundaria?” pregunta Kira, acercándose para sentarse al lado mío
sobre la cama.
“Algo. Un par de ellas estaban
muy celosas. Pusieron basura en mi casillero. Después, un grupo de chicos que
aspiraban ser como Gideon lo limpiaron. Fue muy difícil tener verdaderos
amigos, porque no tenía idea de quien me odiaba o a quien le agradaba. Pero no
me importaba, porque lo tenía a él. Y por un tiempo, fuimos realmente felices.”
Jisoo deja de sobarse el rostro.
“¿Entonces cuándo fue que se apartaron?”
“Cuando su madre murió.”
Tres años antes
Examino el rostro pensativo de
Gideon. Ha pasado los últimos diez minutos viendo afuera de la ventana. Ha
estado actuando así desde hace un par de semanas. Shea me ha dicho que no lo
presione. A los chicos no les gusta hablar de sus sentimientos.
Dejo mi cuchara al lado del tazón
de helado a medio comer y agarro mi teléfono.
¿Dónde estás? Le escribo a Shea.
¿Dónde crees? En la casa de la bruja. Estamos teniendo una fiesta. Nos
estamos divirtiendo.
Ella puntualiza el mensaje con el
emoji de ojos en blanco en caso de
que no capte el sarcasmo que desprende en cada palabra.
Gideon está en lalaland otra vez.
Ni siquiera te acerques. Si él quiere contarte, lo hará. No lo
presiones o se alejará de ti. Relájate Sav.
Estoy relajada!!!
No me !!! Si no te gusta mi consejo, entonces no me escuches. Reed está
acá. Dios, odio a estos Royals. Todo el mundo está besándole el trasero. Odio
que estés saliendo con uno de ellos. Ya es suficientemente malo que tenga que
salir con la bruja.
Sonrío. Shea es probablemente la
única chica en Astor que no ama a ninguno de los hermanos Royal.
“¿Qué es tan divertido?”
Levanto mi cabeza y veo a Gideon
observándome. Volteo mi pantalla hacia él para que pueda ver que me estoy
mensajeando con Shea.
“Mi hermana está en la casa de
Jordan. Dice que tu hermano está ahí. ¿Quieres ir?”
“¿Tu sí?” golpea el costado de mi
tazón. “¿o quieres terminar el resto de tu helado?”
Lo último que quiero hacer es ir
a la casa de Jordan. Sonrío, creo que es porque Shea dice que yo sigo el
ejemplo de Gideon. Tiene sentido. Él es un senior. Yo soy una humilde
estudiante de segundo año. Dos meses saliendo con él y todavía estoy mareada de
la incredulidad. Mi rostro estaba negro y azul por estar pellizcándolo mucho.
“Estoy para lo que sea que quieras.”
Hay una leve frialdad en su
expresión, como si le hubiera decepcionado de alguna manera, pero luego él
sonríe con su hermosa sonrisa y pienso que debí habérmelo imaginado. Él rebusca
en su bolsillo y saca un montón de billetes. “Vamos donde Carrington entonces”.
El extiende su brazo y me hace un
gesto para que lo siga hacia fuera de la puerta. Agarro mi bolso y doy un paso
hacia adelante. Un ataque de valentía se apodera de mí, y me detengo.
“¿Qué pasó?”, me pregunta. “¿Aún
tienes hambre? Creí que ya habías terminado.”
“Creo que la pregunta es, ¿tú ya
terminaste?” no soy tan valiente para mirarlo a los ojos, pero lo saco.
Fuera de la esquina de mi ojo, lo
veo echar un vistazo a su postre sin comer. “Si. Tuve una gran cena."
Me desinflé inmediatamente por su
malinterpretación y empieza a caminar hacia la salida otra vez. ¿Fue
deliberado? ¿Está tratando de evitar de responderme o en verdad pensó que
estaba hablando de nuestros tazones de helados derritiéndose?
Hay una brecha entre nosotros. No
importa que tan cerca estemos físicamente, aún hay un espacio y no sé cómo
eliminarlo.
O tal vez la verdad es que tengo
miedo de superar el miedo a ser rechazada. Paso una mano por mi cabello y
volteo el extremo sobre mis hombros. ¿Esa no es la razón por la que he pasado
muchas horas en la mañana alistándome? Si Gideon viera a la verdadera yo—de
cabello rizado, sin maquillaje y emocionalmente necesitada, él huiría
rápidamente.
“Te vez linda esta noche”,
comenta al momento en el que llegamos a la puerta.
“Gracias”.
Él se ríe. “Tan formal. ¿Estamos
en el club campestre?” El lleva su brazo alrededor de mis hombros.
“¿Qué quieres que te diga? ¿Ya lo
sé?”
“¿Por qué no?” Se inclina y roza
su nariz con mi cabello. La brisa de otoño es fría, pero no es el clima lo que
produce escalofríos por mi columna vertebral. “Sería la verdad”.
Mis párpados se agitan. Tragarme
mi inseguridad vale la pena si tengo estos momentos.
“¡Oye, Gideon!” Una voz aguda
interrumpe el ambiente. La voz le pertenece a una hermosa rubia que me resulta vagamente
familiar. Creo que es una senior.
Su muñeca estaba sobrecargada con
tres brazaletes de oro que tintinean cuando se mueve hacia nosotros. No, hacia
Gideon.
“Hey, Rhiannon,” dice Gideon.
“Hay una fiesta en casa de
Jordan. Deberías venir.”
Su top era de hombros
descubiertos y caía peligrosamente por debajo de sus senos. Miro su pecho con
envidia.
“Nos dirigimos ahí,” dice y
suavemente me empuja hacia adelante.
No me había dado cuenta de que
había dejado de caminar.
Rhiannon mueve sus ojos sobre mí
y luego su atención regresa a Gideon. “Cuando termines con el jardín de
infantes, ven y búscame.”
Tal vez no sea capaz de abrirme
con Gideon, pero en el corto tiempo en el que estuvimos saliendo, aprendí que
tengo que hacerme valer frente a las demás chicas o sino van a pretender que yo
no existo. Y aprendí que el contraatacar divierte a Gideon.
Así que le sonreí y canturreo,
“si él te quisiera, no estaría parado al lado mío.”
Rhiannon frunce el ceño. “Por
favor, niña. La única razón por la que está contigo es porque haces lo que él
quiere. Algunas de nosotras tenemos estándares.”
“¿En serio?” arrastro mis
palabras. “Porque tú eres la que para rogando las sobras de su atención. Siento
lástima por ti. Intenta perseguir a un chico que no esté ocupado. Podría ser
mejor para ti.”
Agarré a Gideon de la mano y tiré
de él hacia adelante, donde estaba su Range Rover.
“Savage, Savannah,” susurra
mientras abre la puerta del carro.
Mis mejillas están calientes y me
siento mareada. El teléfono de Gideon suena una vez que me siento.
“Es mi mamá,” dice y levanta un
dedo indicando que debería esperar. “¿Sí? ¿Nadie más está en casa?” el escucha.
“Yo puedo ir. Savannah está conmigo. Estaremos allí en un segundo.”
Asiento impacientemente. Nunca he
estado en la casa de Gideon y estoy muriendo por ir.
“¿Oh? No, supongo que no.” Hace
una mueca. “Está bien, la dejaré e iré a casa.”
La decepción reemplaza mi esperanza,
pero la oculto con una sonrisa de preocupación. “¿Está todo bien?” Pregunto
luego de que cuelga el teléfono.
“Si.”
No suena muy convincente. En el
camino a casa, se deja llevar por ese silencio de estado melancólico. La brecha
entre nosotros se ensancha.
Retuerzo mis manos sobre mi
regazo. “No le agrado a tu madre, ¿verdad?”
“¿Por qué dices eso?”
Eso no es una negación. “¿Soy yo?
¿Ha escuchado algo sobre mí?”
“Pienso que si ella—"
“Savannah,” me corta. “No es gran
cosa.”
Me muerdo el labio y fijo mi
mirada en la ventana.
“Lo siento.” Gideon suspira. “Realmente
no es nada. No importa si le agradas. Ella está teniendo algunos problemas estos
días.” Pero hay una rigidez en su caparazón que se siente muchísimo a rechazo.
“Seguro.”
Él agarra mi mano. “Lo siento,
Savanna. Míralo de este modo. No vas a tener que pasar el tiempo con Jordan
esta noche.”
“Está bien.”
Recorrimos una milla más y luego
el giró, solo que por el lado equivocado. Palmoteo su mano. “Um, te equivocaste
de camino.”
“Ya lo sé.”
“¿A dónde vamos?”
“A mi casa. Iré a ver a mi mamá y
después podemos ir a ver una película a mi habitación. ¿Qué te parece?”
“Perfecto.” Tuve una extraña
sensación. Quería apretar mis manos sobre mi pecho, pero me resistí. Me senté
derecha y alisé mi cabello hacia abajo. Desearía tener una plancha alisadora portátil.
Mi cabello lacio me da seguridad.
“Te ves bien,” me asegura Gideon.
¿Bien? Quería lucir increíble. A
menos que a Maria Royal no le guste lo increíble. Entonces me gustaría lucir
bien. “Gracias.”
Él suelta mi mano para presionar
un botón, y la puerta de enfrente se abre lentamente. El auto se mueve por el
carril poco iluminado. Hay una fila de árboles de Ginkgo en cada lado. Los
Royals tienen dinero. Quiero decir, somos una familia acomodada, pero nada comparado
como los Royals. Nosotros viajamos en clase ejecutiva. Los Royals ni siquiera
realizan vuelos comerciales, ellos tienen su propio avión. Todos sus carros
tienen el logo de la empresa de su padre bordado en los asientos de cuero
personalizados. Gideon usa un carro que cuesta casi tanto como su carro.
La mitad del tiempo, pienso que
es su dinero, tanto como su apariencia, lo que atrae a las chicas como abejas a
la miel.
La mansión es enorme. Podría
albergar a tres familias. Él tiene cuatro hermanos. Talvez necesitan ese
espacio.
Él detiene el Rover en la base de
los escalones de la entrada. Mientras llegamos a la casa, Gid camina lento.
Empieza a vacilar, como si se preguntara si está cometiendo un error, pero
entonces, abre la puerta.
La entrada está hecha de mármol
pulido, y hay una enorme escalera justo detrás de una mesa circular llena de
flores frescas.
“¿Mamá?” llama.
Unos pasos apurados a nuestra
izquierda llaman nuestra atención. El hermano de Gideon, Reed, aparece. Se
detiene abruptamente ante nuestra presencia.
“¿Por qué está ella aquí?”
pregunta.
Retrocedo detrás de Gideon.
“¿Por qué estás tú aquí?” contesta
Gideon. “Pensé que estabas en lo de Jordan.”
“Mamá llamó, así que vine.” Reed
frunce el ceño hacia mí. “¿Por qué está ella aquí?” repite.
Gideon le frunce el ceño también.
“Yo la traje.”
“Ella no puede estar aquí.”
Reed me arroja algo. Lo atrapo
por un acto reflejo. Es un juego de llaves.
“Ve a casa, Savannah,” él
chasquea. “Puedes tomar mi Rover. Vete.”
Me quijada se cae. “Pero—”
Gideon arranca las llaves de mi
mano. Por un segundo creo que es porque está estupefacto por el comportamiento
de Reed al igual que yo, pero me equivoco. El intercambia las llaves de Reed
por las suyas. “Toma las mías. Las recogeré mañana en la escuela.”
Lo miro boquiabierta. “Gideon…”
Gideon intercambia una rápida
mirada con Reed. Luego me empuja hacia atrás.
Antes de que me diera cuenta,
estoy parada afuera, frente a la puerta. Gideon no me defendió. Él no dijo que
me debería quedar. No le dijo a su hermano que se estaba pasando de la raya al
pedirme que me fuera. En cambio, me dio las llaves de su carro y me empujó a la
salida.
Miro atónitamente por un minuto
antes de, finalmente, subirme al Rover de Gideon y marcharme.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario